6. CONSIDERACIONES PERSONALES.
Algunos pensadores han indicado que vivimos en el mejor de los mundos
posibles, otros opinan que "otro mundo mejor es posible". Considero
que otro mundo es posible, aunque este pensamiento sea utópico,
que sólo sirva de guía, de foco. Edgar Morin tiene razón
cuando indica que "No debemos caer de nuevo en el sueño de la salvación
terrestre. Desear un mundo mejor, que es nuestra principal finalidad, no
significa el mejor de los mundos" [11,136]. Hay razones para no estar satisfechos
con el mundo actual porque siguen sucediendo aquí y ahora acontecimientos
intolerables sin que le prestemos la atención necesaria. El pensamiento
placentero y conformista instalado en Occidente es el que permite considerar
que vivimos en el mejor de los mundos posibles: un mundo capitalista, liberal
y democrático tendente a la globalización. El estadounidense
Francis Fukuyama en su libro "El fin de la historia y el último
hombre" pone de manifiesto este pensamiento. Una de los grandes ventajas
del sistema capitalista es su capacidad de convencer a los excluidos de
que forman parte del sistemas. EEUU, Japón y la UE controlan el
90% de la información del planeta y son los encargados de difundir
a todo el mundo su modelo de desarrollo, la globalización neoliberal,
en forma de pensamiento único, del "Consenso de Washington". La
mayoría de los partidos políticos consideran que no hay alternativas
a los libres mercados globales. Pero para Eduardo Galeano el mundo está
patas arriba: "El mundo tal cual es, mundo al revés, los países
que custodian la paz universal son los que más armas fabrican y
los que más armas venden a los demás países; los bancos
más prestigiosos son los que más narcodólares lavan
y los que más dinero robado guardan; las industrias más exitosas
son las que más envenenan el planeta; y la salvación del
medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo
aniquilan" [12,7]. No es positivo aceptar que no es posible lograr una
sociedad mas justa, que no hay nada que hacer, que no es ya posible el
progreso, que hemos llegado al final. Son tantos los marginados que viven
en nuestro planeta, somos tan pocos los que vivimos desahogadamente, que
aceptar estas teorías conformistas es casi un desprecio a millones
de personas sin esperanza. Algo será posible hacer.
Desde la caída del comunismo se está imponiendo el modelo
del liberalismo económico a nivel mundial como modelo sin competencia,
modelo vencedor. Es a partir de entonces cuando se ha empezado a hablar
de manera frecuente de la globalización; antes se hablaba
del comunismo y ahora se habla de globalización. Así, mientras
para unos la globalización es neoliberalismo, un nuevo totalitarismo
disfrazado de democracia, que mantiene las apariencias, para otros es neoimperialismo,
otros consideran la globalización como un movimiento natural, debido
a que el mundo se hace cada día más pequeño por el
número de habitantes y por el acercamiento debido a los medios de
comunicación, otros consideran que es una simple palabra inventada
por los medios de comunicación de masas, carente de significado;
hablar por hablar de algo, y para vender el producto. Unos autores consideran
que globalización quiere decir homogeneización y pobreza
cultural, mientras que otros consideran que el proceso de globalización
es la única vía para garantizar que se alcancen nivele mínimos
de bienestar, educación, salud, cultura, etc., para los países
subdesarrollados; peor no pueden estar, lo único que pueden hacer
es ganar. Para Ortega el hombre, aunque lo pretenda, no puede llegar a
una verdad absoluta; cada uno de nosotros solo captamos un aspecto local,
según la perspectiva desde la cual lo contemplemos. Así,
se puede considera que cada cual cuenta la batalla según le ha ido,
pero es el vencedor el que escribe la historia. El uso de Internet
de forma masiva estos últimos años está provocando
un desencanto porque las cosas van mucho más despacio de lo que
se había pronosticado. Uno de los principales problemas de Internet
es la gran cantidad de información que hay en la red y que sin ser
filtrada tiene poca utilidad. La publicidad ha invadido la red; la explosión
de páginas web, banners y sugerencias de páginas de sexo
hace incómoda la navegación en busca de la información
que realmente necesitamos. En el mundo occidental hay libertad de expresión
reconocida, pero persisten los intentos de someter y controlar la información
por parte de poderes políticos y económicos. El control de
los grandes grupos de medios de comunicación, que cada vez dedican
menos tiempo a la información veraz sobre problemas mundiales y
más a los logros de las grandes corporaciones financieras propietarias
de estos medios, el sensacionalismo y al entretenimiento para conseguir
una sociedad fácil de controlar. Los rápidos avances tecnológicos,
la pluralidad y celeridad de revisión de conceptos y valores, vivir
en la provisionalidad, nada es para siempre, nada es absolutamente verdad.
La globalización es ambivalente: entraña muchos
males, pero también posibilita muchas oportunidades. La globalización
implica factores negativos como la volatilidad financiera con fluctuación
de divisas incontrolada, la pérdida de la calidad del trabajo y
la disminución de la protección social de los trabajadores.
Puede que aumente la diferencia entre las personas ricas y las pobres,
que aumente la distancia que separan a los países de desarrollados
y los menos desarrollados. Maguib Mahfuz, escritor egipcio y premio Nobel
de literatura, considera que aunque la globalización fuera deseable
no hará prosperar la economía de los pueblos del Tercer Mundo,
que con ella no se respetan los derechos vitales y fundamentales del ser
humano como tener trabajo y dignidad. Es un error la imposición
cultural o religiosa; no es inteligente la violación de cualquier
monumento que sea considerado sagrado por cualquier religión; los
elementos sagrados de todas las creencias religiosas, como símbolos
que son de una cultura, deben ser respetados por todos, sea cual sea la
religión que uno profese, si es que se profesa alguna. Pero la globalización
implica grandes ventajas, como al mejor asignación de los beneficios
de la especialización a escala mundial, mejor oferta de productos,
bienes y servicios más competitivos. Ha supuesto el aumento de movimientos
comerciales y financieros que han derivado en un aumento del nivel
de empleo en el mundo, aunque no igualmente repartido entre todos los países
y ha generado mayores beneficios a los países industrializados debido
a su mejor posición y su mayor dimensión de mercado. Respecto
a la apertura y al intercambio de conocimiento entre los pueblos es muy
positivo, que valores como el respeto por otras culturas deberían
de ser globales, extenderse por toda la Tierra; pero la realidad es otra
bien diferente.
El movimiento de globalización es inevitable y hay que
intentar que los riesgos y peligros se transformen en oportunidades para
el desarrollo. Para lograr estos objetivos es necesario conocer el proceso
y la intervención de los gobiernos de manera individual o colectiva
y organizada; la simple evolución del Mercado no permite estos objetivos
necesarios. Pero en el Mercado hay poca espiritualidad, menos ética
de la que debiera haber, poca humanidad; se centra demasiado en el beneficio
privado y en lo material, y poco en los valores y en lo social. La globalización
no debería consistir en una lucha entre el más fuerte
cultural y económicamente, y las otras culturas que se le oponen,
como la india, la china, la japonesa, la latinoamericana. Africa del norte
también participa en esta confrontación, mientras Africa
subsahariana no sabe lo que es la globalización.
Pero la globalización, si fuera deseable, no es fácil
de llevar a cabo con todas sus consecuencias; hay demasiados intereses
en juego, demasiados nacionalismos. La globalización ha encontrado
islas de resistencia en el proceso de homogeneización planetaria.
Ejemplos los tenemos en la resistencia de algunos países europeos
a la incorporación a la moneda única. Otro ejemplo es la
situación de homogeneidad en Alemania en donde, a pesar del tiempo
transcurrido desde la unificación, las retribuciones de los cuadros
directivos del este son inferiores a los de sus homólogos del oeste
del país; parece ser que hay otras sensibilidades. La globalización
de aspectos como el movimiento de personas, el movimiento de alimentos,
el movimiento de ideologías o pensamientos, etc., es difícil
de favorecer porque lleva implícitos muchos riesgos, especialmente
para los países desarrollados.
Hasta ahora los beneficiados por la globalización han
sido los países desarrollados; Europa y Estados Unidos. El FMI ha
dispuesto de grandes recursos financieros para salvar a los bancos que
están en crisis, pero no invierte para alimentos y combustible en
favor de los más pobres. La OMC, que es una creación de los
países firmantes del acuerdo: Estados Unidos, Europa, Canadá
y Japón, está defendiendo las economías de los países
que la crearon, así como las ventajas relativas de las que disfrutan
y las multinacionales que pertenecen a ellos. La lógica de la OMC
es una lógica que habla de que la apertura de los mercados va a
permitir el desarrollo generalizado de la economía mundial en su
conjunto. José Bobé considera que la mundialización
y la OMC están decidiendo, pasando por encima de los políticos,
lo que deben comer los pueblos. La liberalización y la desregulación
son opciones tomadas por los gobiernos de los países más
ricos e impuestas luego a todo el planeta, bajo la presión del FMI.
Los países desarrollados quieren imitar a los desarrollados, prospera
el capitalismo popular, los sindicatos abandonan su carácter anticapitalista
y revolucionario para gestionar fondos de pensiones y cursos de formación,
los críticos se convierten en opciones incorrectamente. El capitalismo
es capaz de evolucionar y adaptarse sin cambiar en lo fundamental. Ahí
es donde reside su fortaleza. La globalización impone un marco de
desarrollo que trata de monetarizar casi todos los intercambios;
la privatización de los recursos públicos - tierra, agua,
semillas, medios de producción - dando demasiada importancia y confianza
al mercado.
El capitalismo neoliberal, buscando la libertad, ha conseguido ahondar
la desigualdad. Con las políticas neoliberales, en más
de setenta países la renta per cápita es inferior ahora de
la que era hace 20 años. La década de los 90 ha sido negativa
para los más pobres, no se ha visto progreso. Nunca antes hubo tanto
crecimiento a nivel mundial y sin embargo se ha agravado la pobreza en
las zonas más desfavorecidas, se ha incrementado la desigualdad,
se han ahondado las diferencias entre los países desarrollados y
los que no lo están. En la III Conferencia de la ONU sobre los Países
Menos Avanzados (PMA) celebrada en Bruselas se indicó que el África
el 45% de la población vive en la extrema pobreza, y es allí
donde las dictaduras, a menudo sangrientas, son frecuentes, donde la corrupción
está muy extendida, las instituciones son muy débiles y la
sociedad está muy desvertebrada. En 1971 los PMA eran 25; hoy son
49, de los cuales 34 africanos, siendo Sierra Leona, Etiopía, República
Democrática del Congo y Burundi los más pobres. Además,
son los países desarrollados los que imponen sus condiciones; es
difícil que un pequeño país lleno de problemas económicos
resistirse a las presiones que ejercen sobre él los países
desarrollados, la UE y EEUU.
La aplicación del "principio de territorialidad" que otorgaba
a los gobiernos el derecho de gravar todos los ingresos y actividades que
ocurren dentro de su territorio, no ocasionaba grandes problemas, pero
con la globalización, las acciones de muchos gobiernos se ven
limitadas por las de otros estados. Se dice que es necesario realizar plantaciones
Genéticamente Modificadas, OGM, porque es la única forma
de aliviar el hambre en el mundo, pero la pobreza tiene otras características.
El Doctor Yibrah de Etiopía considera acertadamente que hay superproducción
de alimentos en los países desarrollados y, sin embargo, en hambre
en el mundo todavía existe, debido a las relaciones comerciales
totalmente desfavorables hacia los países menos desarrollados, también
existe el hambre en los países más desarrollados. La causa
real de la pobreza en el mundo es, principalmente, la falta de justicia,
y esta situación de injusticia no se resolverá con los cultivos
transgénicos; la polémica creada sobre este tipo de cultivos
obedece a otras intenciones e intereses. Cada región del mundo puede
crear su propia soberanía alimentaria. Europa y Estados Unidos afirman
que son capaces de alimentar a todo el mundo y se imponen a los demás
países, sobre todo a los del Sur, con las ayudas a la exportación.
Pero Europa debe financiar la forma de agricultura necesaria para alimentar
a su población, pero debe permitir que las demás regiones
del mundo hagan lo mismo; es una postura global, que cada región
pueda alimentar a la población que habita en su territorio. Es necesario
que los excedentes agrícolas no sean utilizados en pseudo "campañas
humanitarias" que destruyen la producción de los pequeños
campesinos de los países asistidos, como la carne de cerdo en Rusia,
o los cereales en Africa o América Latina.
La democracia, que nació para la "polis" griega, se perfila,
tal y como está ahora, poco adecuada para un mundo globalizado.
La democracia, cuyo fundamento es de un hombre un voto, necesita una sociedad
homogénea, que todos entiendan los términos susceptibles
de votación del mismo modo. En la actualidad, hay pocas instituciones
efectivas de gobierno económico global, y ninguna democrática.
El pensamiento único; el dominio político; la primacía
de lo comercial. La democracia y el libre mercado no son socios, sino competidores.
Lo que verdaderamente acompaña al libre mercado no es un gobierno
democrático libre y estable, sino una política volátil
y la inseguridad económica, y un gobierno fuerte que lo imponga.
Con este cambio acelerado los gobiernos no deberían perder importancia,
que son fundamentales para crear igualdad de oportunidades, sin favoritismos.
El gobierno tiene que ser un administrador y un político. La gente
no se mueve, no participa, tiene miedo, pero no a la policía, a
la tortura o a la cárcel, que aún perdura en muchos lugares,
sino un miedo a la inseguridad y al desempleo. Y ese miedo paraliza. El
FMI, como institución pública que es, debería ser
dirigida a partir de principios democráticos.
Herder Cámara pone el dedo en la llaga cuando nos dice que hay
que tener cuidado con las ayudas al Tercer Mundo. La élites
políticas, económicas y sociales del tercer Mundo se aprovechan
de los aspectos positivos de la globalización - financiación,
ayudas - pero deben compartir también la responsabilidad por los
aspectos negativos. Se plantea preguntas de difícil respuesta como:
¿interesa erradicar la pobreza, globalizar el bienestar?; ¿se
hacen los esfuerzos intelectuales necesarios para resolver el problema,
para identificar cual es la raíz de la pobreza?. No debemos olvidar
el problema de la deuda externa de los países menos desarrollados.
El excesivo endeudamiento de estos países se ha convertido en un
problema financiero de primer nivel. El cobro de esta deuda es ya un problema
ético. Algunos países no pueden ni pagar los intereses de
la misma porque están en situación de extrema pobreza. Recientemente
algunas personas, y gobiernos, se han pronunciado pidiendo la condonación
de esta deuda a los países más pobres, que son los del África
subsahariana. El problema es que los acreedores se comportan como juez
y parte en la resolución del problema, y el ambiente de globalización
económica neoliberal no es el más apropiado para solucionar
este problema; la libertad prima sobre la solidaridad. En algunos ámbitos
se ha indicado que son los países desarrollados, las instituciones
financieras internacionales, BM, FMI, etc., las culpables de esta situación;
son ellas las que no han sabido prever el problema, las que han concedido
préstamos a gobiernos corruptos, muchas veces dictatoriales, sin
controlar el destino de los mismos, que en muchas ocasiones han ido a aparar
a los bancos occidentales, en cuentas de grandes oligarcas y dictadores
regionales, que son los verdaderos beneficiarios. Es paradójico
que tras la Segunda Guerra Mundial se concedieran préstamos a Alemania
y se fijara como cuota máxima para el pago el 4,6% de sus exportaciones,
medida destinada a no hipotecar su desarrollo económico; medio siglo
después estas cautelas no se aplican a la deuda de los países
en desarrollo.
Con la globalización la degradación del planeta
no se está reduciendo. Según algunos estudios recientes:
por cada millón de dólares de Producto Interior Bruto (PIB),
la Unión Europea emite 1,4 toneladas de gas, pero en Estados
Unidos lo equivalente es 2,66 toneladas de emisión de gas. Se da
la paradoja que EEUU consume más de un cuarto de la energía
mundial disponible y sólo produce el 19% del total.
El proceso de globalización actual está desarrollando
principalmente los aspectos económicos y en menor medida los sociales.
Algunos autores consideran que la globalización se ha reducido sólo
a los aspectos económico abandonando definitivamente los aspectos
sociales. Para poner de relieve estas carencia y relanzar el proceso de
globalización completo algunos autores están hablando de
"universalización" el lugar de globalización para indicar
que el término incluye los aspectos económicos pero principalmente
los sociales. Baudrillard distingue entre globalización y "universalidad".
Globalización corresponde a las tecnologías, al mercado,
a la información. La universalidad corresponde al mundo de los valores,
de los derechos humanos, de las libertades y la cultura. Mientras que la
globalización parece irreversible, la universalidad corre peligro
de extinción.
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