Andy Warhol. Grito, 1984. |
La Crisis de Ansiedad5. Riesgos asociados |
5.1 ¿Puedo acabar con una enfermedad física grave o morir por este trastorno? |
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5.1 ¿PUEDO ACABAR CON UNA ENFERMEDAD FISICA GRAVE O MORIR POR ESTE TRASTORNO?
Una persona con trastorno de angustia puede lógicamente desarrollar otras enfermedades físicas de mayor o menor importancia como el resto de la población, pero no tienen por que ser consecuencia directa del propio trastorno. Alguno de los temores más frecuentes es la posible muerte por enfermedad del corazón. En relación con el corazón tenemos que recordar una vez más que en general su exploración es normal. Ocasionalmente se encuentra una pequeña alteración de una de sus válvulas (prolapso de la válvula mitral). Esta alteración aparece también entre la población general, aunque con menor frecuencia. Se han dado dos explicaciones posibles para justificar el mayor número de hallazgos entre personas con trastorno de angustia: a) son explorados con más frecuencia e intensidad que la población general y por lo tanto existen más posibilidades de encontrarlo; y b) aunque generalmente el prolapso de la válvula mitral es una alteración benigna que no requiere tratamientos especiales, es posible que en caso de generar pequeños síntomas o molestias estos lleguen a desencadenar la crisis de pánico en aquellas personas predispuestas.
En otros casos, pueden existir extrasístoles aisladas que usualmente aparecen como arritmias "benignas" (de origen supraventricular o ventricular), pero que alarman mucho a la persona que las siente. Si después de una evaluación cardíaca, se determina que las "palpitaciones" son benignas y no hay enfermedad del corazón, no es necesario tratamiento alguno, no existiendo un riesgo evidente para la persona. Para la mayoría, esto suele ser suficiente para tranquilizarse, pero en ocasiones hay pacientes a los que resulta muy difícil convencer y prosiguen en su demanda de exploraciones, que lógicamente resultan ineficaces.
Sin embargo si puede existir un mayor riesgo de enfermedad cardíaca pero no en relación directa con las crisis, sino con el estilo de vida adoptado como puede ser el sedentarismo consecuente a no salir de casa o por el intento de evitar posibles crisis producidas por el ejercicio, así como por el alto consumo de cigarrillos, alcohol y dietas pobres. En opinión de los cardiólogos, con una exploración cardíaca normal y sin otras enfermedades, ocúpese de su corazón como el resto de personas (hábitos de vida, dieta, ejercicio...) e intente tranquilizarse, ya que no es probable que "en una de estas se me pare", ni "esta opresión o estos pinchacitos" quieren decir que su corazón esté enfermo.
En julio del año pasado, me levanté de mi cama a media noche con palpitaciones. Asustado me fui a urgencias de un hospital. Me ingresaron para tenerme en observación. Me dijeron que tuve una arritmia supraventricular, no le dieron importancia y me enviaron a casa con un tranquilizante. Ya había tenido algunaspalpitaciones antes, quizás 2 ó 4 veces en mi vida, pero nunca me habían preocupado. Ahora, cuando menos lo espero, tengo palpitaciones, punzadas y como pequeños saltos en el corazón. Son muy desagradables y es entonces cuando pienso que me moriré o que tengo una enfermedad del corazón. Esto me obsesiona. ¡Lo único que quiero saber es que no me pasará nada!. Fernando, 28 años. |
5.2 ¿PUEDO LLEGAR A PERDER TOTALMENTE LA CABEZA?
Este es otro de los temores más frecuentes, aunque es muy improbable que suceda así. Es verdad que la crisis de pánico puede ocurrir en personas aquejadas de otras enfermedades psiquiátricas más devastadoras, sin embargo en este caso la sintomatología predominante es otra claramente reconocible. En general y fuera del momento agudo de la crisis el paciente es totalmente consciente de sus actos, siendo capaz de juzgar de forma razonada a pesar de reconocer que muchas de sus conductas puedan parecer desproporcionadas o sin sentido. De esta forma, el riesgo de ingreso psiquiátrico por esta causa es muy escaso.
En aquellos casos que no evolucionan suficientemente bien, puede ser posible que con el tiempo aparezcan otros trastornos psiquiátricos como la depresión, ansiedad generalizada o abuso y dependencia de tóxicos. Estas situaciones requerirán atención y tratamiento de forma añadida.
El suicidio es un desenlace muy raro en este trastorno. Se ha pensado que estas actuaciones iban acompañadas de estados depresivos importantes o alcoholismo, pero parece ser que no son condiciones indispensables, especulándose que una mala calidad de vida (mala salud, disfunción social y laboral, dependencia financiera, etc.) pueden ser motivos añadidos para tomar esta decisión. De aquí una razón más para el tratamiento y apoyo adecuado a este tipo de problemática y trastornos asociados. Tenga en cuenta por otra parte que las ganas de desaparecer, dormirse y no despertar e incluso las meras ideas de suicidio no implican un altísimo riesgo en este sentido. Generalmente estos pensamientos son muy frecuentes en las personas que pasan una mala racha. A pesar de ello pueden ser muy amenazadoras y angustiosas, por este motivo el mejor consejo es que la persona no guarde estas ideas para ella misma, no debiendo temer el comentarlas abiertamente con su médico o alguna persona de confianza.
5.3 ¿SE PUEDE AFECTAR MI SEXUALIDAD?
La sexualidad puede verse afectada por diferentes motivos. Debido al propio estado anímico y de preocupación mantenida no es infrecuente que la persona vea disminuido su interés o capacidad de disfrutar con estas relaciones, lo mismo que ocurre con el resto de "apetitos" humanos (alimentación, intereses personales...). Por una razón similar, no es de extrañar que en un reciente estudio realizado en España sobre 1253 pacientes deprimidos, aproximadamente un 80 % refiera dificultades en este terreno (Proyecto Disorder, 1998)
En algunos casos, incluso hay personas que conscientes de la activación que se produce durante la relación (aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria) evitan tener relaciones por temor a que estas precipiten una crisis de ansiedad. Además, algunos fármacos, generalmente antidepresivos, pueden tener efectos inhibidores sobre el impulso sexual o sobre la capacidad de sentir placer.
Dado que la sexualidad tiene un componente fundamental de relación y compañerismo con la pareja, estas dificultades no solo llegan a inquietar al propio individuo por él mismo, sino que en muchas ocasiones son una fuente de tensión añadida al imaginar que la relación con la pareja pueda resentirse o que esta acabe distanciándose al no sentirse suficientemente satisfecha.
En general esta situación revertirá en la medida que mejora el resto de los síntomas, aunque puede pasar un cierto tiempo mientras se normaliza. En el apartado 9.15 encontrará algunos consejos relacionados con este tema.
5.4 ¿QUE OTRAS CONSECUENCIAS PUEDE TENER?
Desde un punto de vista corporal no existe un riesgo marcado de enfermar o morir por el trastorno de angustia. Sin embargo, puede haber una disminución importante en la calidad de vida de la persona. Se ha dicho que los ataques de pánico son una de las experiencias desagradables más intensas que puede sufrir un individuo, viviendo aterrorizado ante el miedo a que se repitan. Las conductas de evitación de lugares y situaciones van limitando en gran medida sus movimientos, pudiendo quedar dependiente de otras personas para desplazamientos mínimos.
Además y progresivamente puede desarrollarse cierta alteración de la personalidad previa, dando muestras de ansiedad mantenida ante situaciones más o menos normales. De igual forma, la persona puede mostrarse aprensiva ante la menor dificultad de la vida, preocupándose excesivamente por la salud de sus seres queridos o no soportando su separación. De esta forma, un síntoma banal como un dolor de cabeza en uno mismo o un familiar pasa a ser el primer signo de un posible tumor cerebral o una salida de casa o retraso de un hijo conllevaría indefectiblemente una catástrofe para él.
El convencimiento de sufrir importantes padecimientos físicos puede acarrear múltiples faltas al trabajo por visitas médicas, además de períodos de baja laboral. Por otra parte, la desvalorización y pérdida de confianza en sí mismo hacen que disminuya el rendimiento laboral, lo que puede acarrear la pérdida del trabajo.
La depresión se asocia con mucha frecuencia al trastorno de angustia, bien sea de forma independiente pero sobre todo como consecuencia de las limitaciones percibidas por la persona. Existen además otros problemas de tipo psiquiátrico que pueden coexistir con este trastorno, teniendo que llamar la atención especialmente sobre el mayor riesgo de abuso de tóxicos (pastillas, bebidas alcohólicas...) como forma de calmar la angustia.
© 1997 - 1999 Dr. Oscar Martínez Azumendi. Permitida su reproducción, siempre que esta no tenga fines económicos y se cite su procedencia. Cualquier comentario o sugerencia será bien recibido, aunque teniendo la página un ánimo méramente informativo no podrán responderse consultas particulares.
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