Spanish translator or dictionary needed
Un homenaje a tan gigantesca figura de nuestro arte sólo puede hacerse en criollo.
Carlos Gardel es quizás el más grande mito de la Argentina. Su habilidad artística, su talento incomparable como cantor de los arrabales porteños, su instinto musical para componer algunos de los más grandes tangos de todos los tiempos, su estupendo carácter, su fanatismo por las carreras, le han llevado a ser quizás sólo igualado por la otra leyenda del país del sur del Plata: Eva Perón. Sin embargo, mientras toda actividad política puede ser digna de objeciones, comentarios y recelo por parte de determinados sectores de la población, la figura de Carlos Gardel se erige como universal para todos los argentinos y los seguidores del tango a través del orbe.
Charles Romuald Gardès nació un día 11 de Diciembre de 1890 en Toulouse, Francia. Si bien aún existen vehementes defensores de las tesis defensoras de un nacimiento argentino o uruguayo, el hallazgo de la partida de nacimiento no deja ninguna interrogante acerca de su nacionalidad. Hijo natural de Berthe Gardès, emigró junto a ella, habiendo cumplido dos años, para huir del oprobio que les significaba dicha condición. Ello fue al prometedor país del sur, Argentina. Se instalaron en Buenos Aires, donde creció el pequeño Charles, en medio de innumerables travesuras y positivos resultados académicos. Sin embargo, desde un principio denotó su afición por el canto, divulgándolo por el Mercado del Abasto de la capital argentina. De allí su apodo de "El Morocho del Abasto". Tanto se destacó, que comenzó a recibir informales invitaciones a cantar a los cafés del sector; en una de esas ocasiones se enteró que había un joven que también hacía furor por aquellos lugares: era José Razzano. Con él formó un dúo, aún mítico, desde el año 1911 a 1925. Gardel era barítono; Razzano era tenor. Si bien se especializaron en cantar melodías campesinas argentinas en un principio, fueron ellos mismos quienes descubrieron el tango canción y lo comenzaron a difundir con éxito.
Sin embargo, la figura de Gardel en el dúo era cada vez más preponderante, y una afección vocal, casi crónica, de José Razzano, le llevó a quedar solo y sumido en la incertidumbre de su futuro como solista. Sin embargo, jamás se arredró, y buscó nuevos horizontes con el alma de un guerrero.
Así, siguió componiendo (antes lo había hecho con Razzano, pero básicamente folklore campesino), y comenzó a reunir al grupo de sus "escobas" (guitarras). A Gardel jamás le acomodó cantar con acompañamiento de orquesta, y en innumerables ocasiones admitió que era con las guitarras donde se exhibía en plenitud. Así, el primer integrante fue José Ricardo, quien lo acompañó en sus primeras y exitosas incursiones por Europa. Luego se uniría a ellos Guillermo Barbieri. Al retirarse Ricardo, comenzando los años 30, se incluirían Aguilar (que pronto pelearía con Gardel), Vivas, Riverol, y muy hacia el final, Horacio Pettorossi. En la década del treinta grabaría sus películas, siendo la primera Tomo y Obligo (1931). Luego, en Francia (y tras apoteósicos éxitos en los principales teatros de París), filmaría dos largometrajes: Melodía de Arrabal y Espérame, y un sketch, La Casa es Seria (1932). De allí volvió a Buenos Aires por última vez, tras el éxito avasallador de Melodía de Arrabal, para luego partir a Nueva York. Si bien no logró introducirse en el mercado norteamericano, debido a las dificultades que le presentaba el idioma, su talento vocal fue igual reconocido, y se le deseaba incorporar en las superproducciones de la Paramount de fines de década. Para el público hispanoparlante grabó en 1934 la mejor de sus películas, Cuesta Abajo, y le siguieron el mismo año El Tango en Broadway, y en 1935 El Día que me Quieras y Tango Bar. Al terminar, comenzó una gira por Centroamérica, Venezuela y Colombia. Luego de terminar sus presentaciones en Bogotá, comenzaba su regreso a Buenos Aires. Pero en la escala fatal de Medellín, el avión de Gardel colisionó con otro (originando una infinidad de especulaciones al respecto), falleciendo casi la totalidad de los pasajeros, entre ellos Gardel y sus guitarristas. El 24 de Junio de 1935 el Rey del Tango, el Zorzal Criollo, había dejado de existir. La conmoción se apoderó de toda América Latina; en cada una de las grandes ciudades se celebraron ceremonias recordatorias. Pero Buenos Aires se desangró en lágrimas, así como millares de personas meses después se congregaron para darle el último adiós al Mudo, al alma de los cien barrios porteños.
Pero la leyenda apenas había comenzado...